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lunes, 5 de octubre de 2009

Placer, trama, significado y goce

El placer del texto barthesiano, en la medida en que constituye un juego de referencias cruzadas y de alternancia entre las múltiples resoluciones posibles de un teXto, puede también ser una forma de goce literario, en particular el que se da en obras vanguardistas y posmodernistas donde el lector es el protagonista cuya acción es desentrañar algún sentido posible al caos de sensaciones.

El goce, en general, es la razón por la cual el lector lee el texto, y que puede ser muy diverso y muy a menudo no tenido en cuenta, por evidente que pareciera. Después de todo, un lector escoge la novela de detectives con ganas de ejercitar su mente o por morbo en las descripciones de los asesinatos y la ilegalidad; escoge la comedia para reírse y, muy a menudo, para reírse de alguien en particular; escoge el ecchi para pajearse, aunque fuera mentalmente. Los medievales, por su parte, eran plenamente conscientes de que el significado y el goce del relato estaban completamente disociados, la trama fluía por en medio de ambos de forma balanceada, y no estaban en lo absoluto preocupados por el placer barthesiano. Críticos modernos, en cambio, tienen gran cantidad de instrumentales, escalpelos y pinzas para entresacarle significados al texto, cauterizándolo, psiquiatrizándolo, aplastándolo como se debe a toda cochina cucaracha pequeñoburguesa. Sin embargo, los más afanosos pierden por completo de vista si es que esta cosa que descuartizan tenía siquiera trama o alguna cosa para poder llamarle literatura, si es que había algún personaje que quería hacer algo, o de qué trataba... Al fin de cuentas, tras catalogar sus huesos, todos los pedazos de carne se ven exactamente iguales: son textos, discursos, producidos por sujetos, y con lo patético que se ve ahora ese cadáver, lo único que puede valer es el lugar de enunciación.
Un texto nunca existe gracias a su significado, sino siempre por su goce. Quizás a esto se refería Susan Sontag.

Queda aún una pregunta de base: ¿el goce no es enteramente cultural y subjetivo? ¿Existe alguna remota posibilidad de buscar un goce inmanente o interpersonal? El constituirlo como teoría sólida requeriría un estudio de un amplio muestreo para buscarlo como elemento estructural. Se buscaría alguna señal del "lector ideal" en el texto mismo, quizás del tipo de imágenes y valores sobre los que volviera constantemente.

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