Entrada destacada

Cónicas del Templo Negro

Después de muchos años de revisión y de buscar la forma de editarme, he vuelto a decidirme por la autoedición. El 4 de julio estará disponib...

martes, 24 de julio de 2007

¿Y ahora qué escribo?

Otra vez no la página en blanco sino la pantalla, igual o peor. Aunque quizá le tengo un poco menos de miedo a la pantalla que a la página: siempre queda la opción de no guardar y se fue todo de una, mientras que una página siempre es parte de un cuaderno, que contiene muchas otras páginas con dibujos y poemas trabajados y redondos esculpidos en momentos de lucidez, no como ahora...
El hecho no es que no tenga nada que escribir, sino muy al contrario. Mi situación retrocede a la de la primera entrada, del balbuceo derridiano. Narrar, como aprendió Funes el memorioso, es omitir y falsear los detalles. Es, como denunció irritadamente Derridá, elegir un centro. Es, como hacen los sabios de Tlön, elegir un punto cualquiera y subordinar todos los demás a él. En el vasto universo, ese punto al que los griegos llamaban logos y que le da sentido a la existencia, siempre soy Yo. Al momento de narrar siempre quiero narrar algo específico. Pero ahora sucede que quise narrar tantas cosas y he escrito sobre cosas tan diversas antes, que solo me queda escribir sobre escribir, el cual al fin y al cabo sí es, de una manera u otra, el tema central de este blog.
Y ya que estamos en esto, me acuero de otras cosdas que quería escribir sobre la escritura, como un tema de Pierre Menard que no cupo en la tesis (ya que además estamos borgeanos desde hace rato). El hecho es que hablar sobre el lenguaje es en gran medida distinto de hablar sobre las cosas. Nombrar los objetos, como se dice desde Kant hasta Nietzsche, es crearlos. No existen las cosas fuera del lenguaje. O bueno, fuera de los conceptos, los cuales se encarnan y transmiten a travez del lenguaje. El hecho es que el lenguaje nos da un bagage básico de conceptos, por eso muchos filósofos terminan peleándose con encontrar el "verdadero significado del ser". ¿Qué es el ser? Es una palabra castellana. Esa es una dimensión que muchos pierden de vista y se caen en una homonimia de lo más rochosa: inventan nuevos conceptos bajo los mismos nombres y creen que se contradicen con los de los demás, cuando solo están usando la misma palabra para designar algo distinto. Por eso es que "Ser se dice de muchas maneras", como diría Parménides, creo... No, la verdad no me acuerdo qué griego era. En fin, ahí está el vínculo entre filosofía y poesía.
Ya, pero me estoy desviando de lo que iva a decir (que al fin lo encuentro). Conceptualizamos las cosas que vemos para poder comprenderlas, y el lenguaje es solo un pequeño ejemplo de cómo esto no funciona igual para todos. Piensa en que el color celeste solo existe en castellano. Piensa en que solo en castellano hay una diferencia entre ser y estar. Por eso hay que crear nuevos lenguajes para experimentar nuevos mundos. Eso en cuanto al lenguaje y las cosas.
En cuanto al lenguaje sobre el lenguaje, el metalenguaje, la cosa es diferente, pues. Ahí se pierden las jerarquías en cierto punto, porque en la práctica tanto la materia como el concepto están constituidos por letras latinas y palabras castellanas (o kanjis o lo que quieras, pero siempre lo mismo a ambos niveles). El metalenguaje se pretende sinónimo y trascendente, pero en el fondo es el seguir una operación para convertir un texto en otro texto, sin dejar el espacio del texto. Y ya, ahora tras tanta complicación, llego de vuelta a Pierre Menard, quien también da la vuelta sobre el metalenguaje, pues él es consciente de cómo la crítica la tiende a verbalizar, el maneja el mismo lenguaje con el que se lo va a interpretar, y como tal puede subvertirlo, puede romper las reglas ya que es consciente de ellas. Menard, entonces, escribe deliberadamente algo que para la crítica no tendría sentido y hace que el lenguaje se muerda la cola. Lingua ex lingua, como el Ouroboros.

¡Ah! recién me acuerdo. Sí había una Kosa importante de la que escribir. Me han hecho una entrevista para el dominical de La República y hoy me estuvieron tomando fotos en una fábrica. Al final me metí al fondo de un horno oscuro. Parece que salieron chéveres. Sale este domingo, no se lo pierdan.

1 comentario:

Cristian lobrego dijo...

Exelente Blog, me retuvo bastante tiempo.!
buenos textos.

aguante el metal

Salu2s